Mag. Elena Yulliana Carrasco Fuentes/ Comunicóloga y Abogada, con experiencia en prevención de la Violencia hacia la Mujer e integrantes del grupo familiar y proyectos de Comunicación para el Desarrollo. Voluntaria Área de Publicaciones SVRED
“¡Somos ricos!, ¡Somos ricos!”, gritaban llenos de gozo y felicidad, tenía 9 años cuando escuché a mi vecino y su esposa, de tantos saltos que daban tenían los pies llenos de polvo, parecía el pase de Perú al mundial: “Vámonos corriendo al banco Luis”, dijo ella, como a quien el minutero del reloj se le va de las manos ante el posible cierre de un lugar. Pasados los días, solo se escuchaban llantos de la mujer y golpes del esposo hacia ella. “Yo te decía Luz, la plata de nuestros ahorros no se toca pero no me hiciste caso y se me olvidó que el que manda aquí soy yo”. Todos escuchábamos lo que sucedía, pero ese tipo de problemas, “de pareja”, en mi barrio eran el pan de cada día. Además, no era la primera vez, cada que le iba mal al vecino culpaba a su mujer y la golpeaba, lastimosamente en todo el mundo al menos el 35% de mujeres han sufrido en algún momento de sus vidas de violencia física o sexual, siendo el agresor en la mayoría de los casos la persona con quien se relacionan amorosamente según lo registrado por la Organización Mundial de la salud (2020).
¡Yo te lo dije mujer, esos teléfonos son peligrosos y caros!, decía mi papá mientras llegaba borracho y se sentaba a la cabecera de la mesa a esperar, como de costumbre, que mi mamá le sirva el caldo con bastante limón y ají. Si no lo encontraba calientito y listo, sin duda la empezaba a insultar por no cumplir con, según él, su único deber: atender a su marido y al hogar, años más tarde, yo me encargaría de romper este entristecedor patrón, cuando formé mi propio hogar. Los denominados “roles domésticos y sociales” que de acuerdo con Misari son las características en el hogar que pasan desapercibidas pero que nos dan responsabilidades asignadas relacionadas directamente a los deberes en el hogar a todas las mujeres (2022, p.61). “Les engañaron”, decía,” y ellos cayeron redonditos”. Sucedió que mis vecinos eran comerciantes y eran los únicos en nuestro barrio con los teléfonos fijo de los que tanto hablaban pero que casi nadie tenía en sus casas. Los llamaron porque una supuesta tía que vivía en Argentina había fallecido y les heredó todos sus bienes, la persona que se comunicó les afirmó ser el abogado de la fallecida y les pidió dinero para iniciar todo el trámite para que pudieran reclamar la herencia.
Ni papá ni nadie aún sospechaban que este acto se convertiría en una común estafa con la modalidad de llamadas falsas y años después incluso evolucionaría a delitos cibernéticos. Nadie imaginaría incluso que para el 2013 el Perú invertiría 8 millones de dólares en tecnologías de la información y la comunicación (Gestión, 2014), probablemente la cifra más alta hasta ese entonces y que en octubre de ese mismo año entraría en vigor la Ley 30096, ley de los Delitos informáticos, con su última actualización el mes de abril del 2025 con la Ley 32314 (Pasión por el derecho, 2025). Sin embargo, aún con el mayor interés en la tecnología tampoco habríamos pensado que iban a nacer nuevas formas de violencia.
La violencia estructural deja huella, aunque no sea violencia física

¿Te imaginas sentir miedo a algo, pero a la vez querer tenerlo o acceder a él?, La herencia que me dejó mi padre, un tatuaje permanente que nunca quise tener… el miedo a la tecnología. Desde que sucedió lo de mis vecinos, mi papá solo satanizó la tecnología y decía que el diablo era el único responsable de crearla, y así crecimos, en una casa donde sólo él tuvo el primer y único celular, mi hermano era el privilegiado que pudo ir a cabinas de internet y años más tarde, tendría una computadora con la única justificación “porque él es hombre, hijita”. Yo solo veía dicha máquina de lejos, porque las mujeres no podíamos utilizarla, mi hermano nos buscaba información e imprimía lo que necesitábamos.
Eran los 90 y sin pensarlo ya era parte de la brecha digital de género, término que iniciaba a usarse para referirse a la muralla que existía entre aquellos con acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, y quienes eran como yo, que apenas y sabían que era, y muchos otros que ni tenían conocimiento (Van Deursen y Van Dijk, 2020). Hasta la adolescencia creía que eran “secretarias en el mundo” quienes respondían a las preguntas que hacías a través de esa pantalla. Sí, la violencia estructural me hizo creer que eran justamente mujeres las que realizaban esa labor. Violencia estructural porque es silenciosa, sigilosa, sistemática y naturalizada, aparentemente invisible pero muy presente.
¿Es nuestro mundo o el mundo que heredamos con violencia estructural?
Violencia estructural, o como lo llamó “el palacio de hierro del príncipe azul que se nos legó”. El concepto lo imagino así: eres un niño o niña y tienes dos tipos de bloques de legos, uno que viene en una bolsa que dice “igualdad, acceso,
oportunidades y respeto para todos y todas”, pero al lado hay otro que menciona: “diseños de piezas y acceso desarrollado exclusivamente para hombres”, decides que lo más pertinente era armar tu ciudad con estas últimas piezas, así obtuvimos un mundo con un sistema hecho por y para hombres, desde un sistema global hasta entornos pequeños como las familias, todo se fue construyendo para que el hombre sea el más fuerte, por otro lado la mujer sumisa y en casa. Por eso, es nuestra responsabilidad deconstruirlo y empezar a reconstruir desde la igualdad para todos y todas.
Por ello, a través de la historia la mujer ha tenido que luchar y aferrarse a crear derechos que son inalienables para todos y todas pero que no estaban cimentados ni normalizados, como desarrollarse profesionalmente o virtualizar tu opinión o decisión mediante el voto. En general, todo lo que conocemos que con el pasar del tiempo hemos tenido que ir deconstruyendo y reconstruyendo para crear entornos libres. Sin duda, esto que llamamos normalidad esconde esa violencia estructural que no es directa o individual de un agresor hacia la víctima. Sin irnos lejos, en el 2021 en Perú solamente el 38% de títulos universitarios de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) fueron otorgados a mujeres según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en referencia a lo publicado por El Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (2024), aunque se puede creer que el problema nace de las mujeres que no eligen estas carreras, detrás existen motivos por los que estas no son una opción para ellas y están todos relacionados a los estragos de la estructuralidad.Violencia estructural, o como lo llamó “el palacio de hierro del príncipe azul que se nos legó”
El enfoque interseccional, la llave para abrir la matrioska de la violencia
Es imposible creer que la violencia no existe y que la estructura machista es un cuento inventado por las mujeres como dicen algunos, su desagradable presencia se corrobora con cifras y estudios a través de una gran lupa conocida como enfoque interseccional gracias al cual hemos podido descubrir estos pequeños fragmentos que han cimentado la construcción de esta violencia estructural y su origen.
¿Cómo sería ver todo desde un gran microscopio que analice los hechos de violencia y desmenuzarlos en fragmentos? Suelo imaginar una matrioska cuando pienso en el enfoque interseccional, esas muñequitas rusas que al abrirlas encuentras una dentro de otra hasta llegar a la más pequeña, paralelamente así es como sería el enfoque en mención, que explica cómo el agresor identifica una diferencia y se aprovecha de ella para generar opresión y violencia. A su vez, va encontrando muchas otras características específicas sobre las que se avala también para violentar y ubicar a su víctima en diferentes posiciones de sumisión bajo su poder.
Por ejemplo: Son muy distintas las causales específicas de violencia hacia una mujer blanca que a una mujer indígena, con otra lengua originaria o a una que es seropositivo (todas son víctimas pero la interseccionalidad nos ayuda a evaluar los casos de manera individual). Es por esta razón que, la abogada Crenshaw (1989) fundó la teoría de la interseccionalidad buscando que se puedan reconocer todos los eslabones de subordinación a los que puede ser sometida una persona, así pues, una mujer negra podría ser discriminada y agredida no solo por la condición de mujer sino también por su religión, su nivel de educación, su color entre otros inimaginables puntos que el entorno podría encasillar para agredir a otro.
Estamos en el mismo avión, pero no todos gozando de los mismos privilegios, todo va cambiando y debido a eso la brecha digital ya no sólo es cuando hablamos del factor “acceso a la red”, se puede ampliar mucho más. De acuerdo con Bustos et al. (2025): el poder conectarse o acceder es el inicio del camino, por lo que la brecha no se puede definir sólo en la diferencia o “privilegio” de hacer uso, nos referimos también al desarrollo de capacidades y habilidades en el ejercicio. Por ejemplo, al poder realizar teletrabajo surgen dudas como: ¿todos tenemos las mismas herramientas para explotar el ejercicio de este tipo de trabajo? dícese entonces de cumplir con los requisitos para integrarse como contar con educación bilingüe para ello, el manejo de tecnología fácilmente, incluso desarrollarse con estabilidad en el cumplimiento de esta labor, por ende, ¿todas las mujeres madres pueden vincularse con facilidad en el cumplimiento de un horario de teletrabajo al igual que los hombres? Además, cabe preguntarse si el tener que cumplir con las tareas en el hogar también generaría parte de la brecha, en todo caso, el aprovechamiento de la tecnología depende del género, las condiciones económicas, sociales y culturales.
Una brecha que aunque digital deja huella
El otro día me dijeron: “date un tiempo e imagina que conviertes a la tecnología en una persona, ¿tiene cara de hombre o de mujer?”, se me hace difícil ponerle un rostro, muy complicado reducir algo tan grande y con tantas ventajas a un solo género, pero en la realidad parece que las estadísticas aún la muestran con rostro de varón dejando en claro la aún existencia de la brecha digital, de acuerdo con el Instituto Nacional de estadísticas e informática (INEI, 2024) en su análisis del 2013-2023:
- Las mujeres aún están por detrás de los hombres en el acceso y uso de internet en 3,3 puntos porcentuales, en cuanto el área de residencia en zona urbana es de 5,8 puntos porcentuales, sin embargo, en la zona rural la diferencia es de 10,5 puntos porcentuales.
- Acceso a internet de acuerdo a la edad, en el grupo de 60 años a más, la diferencia de 9,2 puntos, en el caso de entre 41 a 59 años de edad es de 4,7 ocupando en ambos las mujeres el segundo lugar, sin embargo en el sector de 12 a 18 años y de 19 a 24 años se puede visualizar una casi paridad, y en un entorno aún más alentador de 6 a 11 años aparecen las mujeres por delante de los hombres con 1,4 puntos porcentuales (lo idóneo sería la igualdad), estas últimas cifras podrían ser resultado de la pandemia y el acceso a la educación virtual.
Como te conté al inicio el maltrato siempre estuvo cerca a mi casa y creo que a la de todos y todas, mi nombre es María y pese a que creí que cambiaría la historia me aterra pensar que mi hija de 17 años podría haberse encontrado entre los 80 casos de violencia atendidos por los Centro Emergencia Mujer a nivel nacional (de los cuales el 32,5% es severo) de enero a mayo del 2025. Por otro lado, desde el mes de julio del 2021 a diciembre del 2024 se han reportado 299 casos en los CEM sobre esta perpetuada a través de las tecnologías de la información y comunicación (TIC´s) (Portal estadístico AURORA, 2025) mismas que a través de su mal uso han dado paso a nuevas formas de comportamientos agresivos que ante la precaria regulación legal nos han sorprendido y tomado sin armas para enfrentarla por lo que es necesaria la prevención, análisis y toma de conciencia sobre este problema.
¿Violencia en entornos virtuales es sinónimo de impunidad en el Perú?
Algunas personas prefieren ver de reojo y seguir, cuando se trata de la vulneración de los derechos del otro, quizá esa tolerancia podría ser el mayor obstáculo para erradicar la violencia. Hace unos días, mi hija llegó desesperada de la universidad: “Mami, se va a matar, te juro que se va a matar”. Luego de todo lo que yo he vivido, en mi infancia y juventud, decidí que mi hija iba a ser libre e iba a luchar por sus derechos, y el poder contarme todo con confianza había sido uno de mis desafíos, resultaba que Karumy, su amiga de la universidad, había recibido imágenes recreadas por inteligencia artificial en las que se le veía totalmente desnuda, su ex las había enviado a todos los compañeros de la carrera y la jovencita había decidido quitarse la vida, en ese momento salí corriendo a buscarla y le comenté que la mejor vía era denunciar, ella no era culpable por el delito que estaba cometiendo el agresor en conjunto con los responsables de seguir compartiendo dicho material.
Le dije en principio, que en el Perú existe el decreto legislativo N°1410 que señala los delitos de acoso sexual, chantaje sexual y difusión de imágenes íntimas sin su consentimiento, sumado a ello que justo el año pasado en agosto entró en vigor el Decreto Legislativo N° 1625 que modificó el artículo 154-B del Código Penal y agregó el Artículo 5-A a la Ley N° 30096 creando una barrera contra la difusion no consentida de imagenes, material audiovisual o audios con índole sexual mediante el uso de herramientas tecnologicas, es decir, incluso quienes compartan dicho contenido no quedaran libres, ya que no solo se valora si el material fue brindado con consentimiento de la victima, sino que se sanciona la difusión de cualquier material de caracter sexual. A su vez, la novedad es que la ley de delitos informáticos también contempla como chantaje sexual aquellos contenidos elaborados o modificados por medios digitales o tecnológicos. Observatorio Nacional de la Violencia contra las Mujeres y los integrantes del grupo familiar. 2025)
Como la mayoría de víctimas ella estaba cargando con una culpa que no le pertenecía y le dije que pese a que la justicia no le parecía una alternativa en ese momento en el Perú se avizoran armas frente a la violencia digital, de por sí el Decreto Supremo N°002 – 2025 MIMP agrega a la Violencia Telemática actualizando el reglamento de la Ley N° 30364 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar. Aunque pareciera obvio necesitábamos reconocer la violencia hacia las mujeres, por su condición de tal, a través de las tecnologías digitales lo que permitirá a los operadores de justicia analizar aún más con enfoque interseccional.
Violencia digital, a un clic de arruinar una vida
María somos todas y aunque su historia parte de mi imaginario representa a las miles de mujeres que han vivido violencia por el simple hecho de serlo, su hija jamás nació pero podría ser nuestra sobrina, hermana o vecina, el caso de la amiga no es real, empero sí es idéntico al de muchas mujeres; sin embargo, estamos de acuerdo con que la violencia hacia la mujer en entornos digitales existe y no debemos esperar a contar con una norma prevista para ampararse al delito. Por esta razón, nos toca estar pendientes de los tipos de violencia y sus modalidades, es nuestra responsabilidad estar alertas porque cualquier persona que conozca sobre el hecho de violencia puede denunciarlo, no solamente la víctima.
Tomar acción parte de reconocer que quizá todos/as tenemos acceso a la tecnología, pero no todos y todas tenemos las mismas oportunidades para su uso, que aún existe una barrera marcada por la brecha digital, por ello debe impulsarse la educación digital inclusiva con perspectiva de género.
Es necesario reconocer que entre la legalidad y la realidad aún hay mucho por recorrer, no solo en la normativa sino incluso también en cuanto las medidas de protección que se brinden a la víctima para salvaguardarla de su agresor/a incluso en el contexto virtual. Debemos generar conciencia sobre cómo la desigualdad en el acceso digital incrementa la vulnerabilidad de las personas frente a los entornos en línea y por fuera de estos. Recordemos siempre que violencia no es sinónimo de una marca física, los estragos que esta deja y el daño que causa pueden darse en cualquier entorno, el hecho que sea virtual no la hace leve ni menos importante, hablamos de tener la posibilidad de a un clic cambiar el mundo o arruinar la vida de alguien.
Referencias
Crenshaw, K. (1989). Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory and Antiracist Politics”. Obtenido de
https://chicagounbound.uchicago.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1052&context=uclf
El Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico. (2024). Foro «Promoviendo el empoderamiento económico de las mujeres en carreras STEM», dirigido a estudiantes, es realizado por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. https://goo.su/zOkrlBk
Bustos González, C. J., Perea Vaca, D. A., Montaño Ortiz, A. A., & Palma Cagua, R. F. (2025). Brecha digital. Revisión de literatura. Tesla Revista Científica, 5(1). https://doi.org/10.55204/trc.v5i1.e459
Gestión.(2014). Perú invirtió US$ 8,000 millones en Tecnologías de la Información el 2013. https://gestion.pe/tecnologia/peru-invirtio-us-8-000-millones-tecnologias-informacion-2013-4591-noticia/?ref=gesr
Instituto Nacional de Estadísticas e Informática. (2024). Perú: Brechas de Género, Avances hacia la igualdad de Mujeres y Hombres. https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/7328646/6256619-peru-brechas-de-genero-2024-avances-hacia-la-igualdad-de-mujeres-y-hombres.pdf?v=1733349119
Misari, S. (2022). Actitudes hacia el machismo y su influencia en la crianza de los hijos en varones y mujeres de la sierra. Lima-Perú [ tesis para optar el título de licenciada en Psicología, Universidad Peruana Cayetano Heredia]. Repositorio institucional. https://repositorio.upch.edu.pe/handle/20.500.12866/11457
Observatorio Nacional de la Violencia contra las Mujeres y los Integrantes del Grupo Familiar (2025). Violencia Digital.(Ed.N° 01 – 2025). https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/7616380/6461331-cartilla-violencia-digital-n-01-2025.pdf?v=1739288117
OpenAI. (2025). Imagen generada por DALL·E: Computadora ardiendo con demonio saliendo y familia aterrada abrazada [Imagen generada por IA]. ChatGPT. https://chat.openai.com/
OpenAI. (2025). Imagen generada por DALL·E: Recreación de la violencia estructural. [Imagen generada por IA]. ChatGPT. https://chat.openai.com/
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Van Deursen AJAM, Van Dijk JAGM (2020). La Brecha Digital: Una Introducción.
https://www.utwente.nl/en/centrefordigitalinclusion/Blog/02-Digitale_Kloof/