“Ser Valiente en Red: Tejiendo resistencias frente a la violencia digital en Perú”

Artículo escrito por:
Kate Tejada Flores, activista ciberfeminista y especialista en seguridad digital con enfoque de género; Mary Cielo Sánchez, psicóloga y activista feminista; y Chaska Alagón, psicóloga con interés en el trabajo comunitario. Las tres son cofundadoras de Ser Valiente en Red, colectiva dedicada a prevenir violencias digitales y fortalecer redes feministas.

Cuando empezó Ser Valiente en Red, hace ya cinco años, fuimos invitadas a formar parte de una iniciativa que, si bien al comienzo no había una problemática definida, sí teníamos claro el enfoque de género.

La primera reunión se llevó a cabo a mediados de septiembre, en plena pandemia. Éramos alrededor de 30 personas conectadas en un espacio virtual, con la expectativa y el reto de abordar un tema nuevo para muchas de nosotras. Con el paso de las semanas, el grupo se fue consolidando hasta quedar 12 personas comprometidas.

Lo que teníamos era sobre todo urgencia y rabia. Veníamos de redes previas, amistades y articulaciones en espacios feministas y no feministas, pero compartíamos una convicción: había un vacío enorme en la forma en que se entendía la violencia digital con enfoque de género dentro de nuestras comunidades. Faltaba una mirada que mostrara cómo afectaba
específicamente a las mujeres y disidencias, y el desconocimiento social y legal sobre el tema dejaba a muchas personas que queríamos en completa vulnerabilidad.

A partir de entonces, comenzó el trabajo. Organizar la logística, distribuir responsabilidades y unir esfuerzos con el propósito común de que esta no fuera una propuesta limitada a una realidad de Lima, sino que incorporara otras voces, miradas y contextos. El diagnóstico fue un ejemplo claro de ello. La aplicación de encuestas en regiones como Cusco y Piura permitió realizar una investigación más descentralizada, visibilizar diversas problemáticas y dar forma a nuestra iniciativa: hablar de un tema históricamente invisibilizado, la violencia de género digital.

En ese contexto, no había mucho espacio para detenernos. Cada una de las 12 personas que fundó la iniciativa asumió un rol que se complementaba con el de la otra. Unas pensaban la estrategia, otras ejecutaban campañas, otras articulaban con aliadas. El ritmo era intenso, casi sin descanso, porque sentíamos que si no lo hacíamos nosotras, nadie
más lo haría.

Una red contra la Violencia digital de género

Uno de los principales retos fue sostenernos sin manuales ni referentes claros ni cercanos. Aprendimos a reconocer nuestros límites (casi a la fuerza), a pedir apoyo y a confiar en la fuerza de lo colectivo. También aprendimos que no siempre hay que responder a todo de inmediato, que la incidencia requiere paciencia y que cuidarnos entre nosotras es parte de
la estrategia, no un algo aparte. Como colectivo, reconocemos que los espacios digitales se han convertido en escenarios
donde las personas interactúan y construyen nuevas formas de relación. Es por ello que consideramos fundamental dar voz y buscar soluciones a problemáticas que, aunque presentes, suelen quedar en silencio: desde la manera en que nos relacionamos en línea, hasta la gestión que cada persona hace de su propio espacio digital (perfiles públicos, información compartida). Nos preguntamos hasta qué punto estas interacciones pueden tornarse riesgosas en un entorno tecnológico que crece sin establecer con claridad los límites entre lo privado y lo público. Con el tiempo entendimos que, si no aprendíamos a escucharnos, podíamos perdernos en el camino.

Quienes sostenemos una organización caemos (sin querer queriendo) en un ciclo sinfín: hacer, entregar, sostener sin parar… hasta que algo en nosotras nos dice: “¿cuándo fue la última vez que te escuchaste?” A veces, nos lo susurra. Pero a veces, nos lo grita. — Kate

Hoy, al mirar hacia atrás, sabemos que proteger nuestra dirección interna es tan importante como proteger la causa que defendemos. Por eso, esta reflexión busca recordar que, más que pensar solo en la organización, se trata de pensarnos dentro de lo que estamos construyendo. Ese cuidado, que parecía algo personal, terminó siendo también la base para sostenernos como colectiva. Porque de la urgencia inicial y la improvisación necesaria en los primeros años, fuimos aprendiendo a construir con más estructura, sin perder la esencia que nos hizo nacer. Y ahí es donde empieza otra historia: la de cómo el impulso se convirtió en organización, con nuevos roles, decisiones y desafíos que seguimos aprendiendo a atravesar.
Sostener la organización y sostenernos en medio ello ha sido un arduo trabajo por el que seguimos apostando. Tuvimos diversos desafíos de querer convertirnos en una asociación sin fines de lucro, procesos largos, trámites y requisitos que nos demandaron tiempo, paciencia y energía.

Para ser sinceras, es un trabajo del que aún no nos desligamos, pues frente al panorama actual, en el que existe una gran rigurosidad para el financiamiento de asociaciones, seguimos evaluando si dar o no ese paso, si apostar o no por esa
formalización. — Mary Cielo

Aun así seguimos articulando, generando nuestro propio orden dentro de lo caótico. Ahora estamos compuestas por diferentes áreas… dirección general, proyectos, creativa, gestión del talento humano, logística, finanzas. Equipos que, según las necesidades, se fueron formando, complementándose entre sí, sumando esfuerzos y aprendizajes. Para sostenernos, hemos realizado diversas estrategias: sorteos, venta de merch, obtención de fondos y alianzas con otras colectivas. Sin embargo, más allá de los recursos económicos, lo que verdaderamente nos sostiene es el objetivo común: frenar la violencia digital de género en el Perú, construir espacios libres y seguros.

¿Qué significa Ser Valiente en Red?

El panorama actual de la violencia digital avanza rápidamente: el incremento en el uso de la inteligencia artificial para falsificar imágenes o audios, la creación de perfiles falsos, el envío de mensajes de odio y los ataques coordinados son cada vez más frecuentes. Sin embargo, existen pocos filtros en las diferentes plataformas para censurar los mensajes de odio o la
circulación no consentida de imágenes personales. Desde Ser Valiente en Red venimos impulsando campañas de sensibilización en redes para visibilizar la violencia digital de género, así como talleres dirigidos a adolescentes y
cuidadores. Fortalecemos alianzas con otras colectivas. También buscamos tener posicionamiento internacional a través de representación en distintos eventos. Reconocemos que pertenecer a un espacio colectivo significa sostener una voz unida sobre lo que es importante y no perder la direccionalidad en el camino.

Para nosotras, “ser valiente” es alzar la voz frente a las injusticias, mantener la mirada atenta al contexto en el que estamos y ejercer un activismo que nos permita cuestionar nuestras propias formas de apoyar a la comunidad, reconociendo las diversas realidades en las que nos posicionamos como voces de cambio. — Chaska

Sabemos que sostener una organización feminista es un reto constante, especialmente en un país donde el Estado, en muchas ocasiones, no brinda la protección necesaria y, con frecuencia, llega tarde o da la espalda. En un contexto de cambios acelerados, especialmente en los espacios digitales, es urgente contar con canales que protejan y cuiden a quienes los habitan y utilizan, y no que los expongan o vulneren. Este es un trabajo que valoramos profundamente, que requiere compromiso cotidiano, porque entendemos que cada esfuerzo suma en la lucha por una sociedad más justa e igualitaria.

Cinco años frente a la violencia digital, resistir y persistir es Ser Valiente en Red

Cinco años parecen poco cuando se miden en calendario, pero en nuestros tiempos internos son un mundo entero. Hemos pasado por días de conversaciones infinitas, decisiones difíciles, momentos de cansancio y también por esas pequeñas victorias que nos devuelven el aliento y nos recuerdan por qué vale la pena seguir.

A otras colectivas y activistas que tal vez estén en ese inicio que les compartimos, en plena formalización o preguntándose si vale la pena continuar: sí, vale la pena. No porque sea sencillo, sino porque cada paso que damos y cada historia que contamos forma parte de algo mucho más grande que nosotras. Qué necesario (y profundamente político) es regalarnos un espacio para mirar lo que hemos vivido con curiosidad y cariño, agradecer lo que nos trajo hasta aquí y desarmar ese policía interno que tantas veces intenta instalarse sobre nuestros errores. — Kate

Que este aniversario sea también una invitación a seguir encontrándonos, compartiendo saberes, aprendiendo unxs de otrxs y recordando que ningunx está solx. En un mundo que quiere aislarnos y arrebatarnos nuestras voces, tejer redes es un acto de resistencia. Y resistir, juntxs, es la mejor manera de imaginar y construir futuros donde podamos vivir libres y segurxs, también en los entornos digitales.

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