Artículo de Fiorella Ferrari, comunicadora especialista en género y tecnología. Oficial de Activismo en Hiperderecho.
La desinformación en internet se ha convertido en una herramienta poderosa para perpetuar estereotipos y prejuicios de género. Aunque estos discursos no son nuevos, su propagación se ha intensificado a través de las plataformas digitales. Las mujeres y maricas, somos especialmente vulnerables a esta forma de violencia, que tiene consecuencias emocionales, sociales, políticas y de salud pública. De modo que comparto de manera exploratoria, el impacto de la desinformación en estos grupos, resaltando estudios recientes, ejemplos concretos y el papel de las plataformas digitales y los Estados en la reproducción o mitigación de este problema.
Desinformación y violencia de género digital
La forma en que se propaga la información en internet ha variado según las plataformas y sus algoritmos. Antes de la masificación de internet, la desinformación se difundía principalmente a través de la televisión y la prensa escrita. Sin embargo, hoy en día, su alcance es exponencial, lo que la convierte en una amenaza real para la democracia y la convivencia.
Las personas más afectadas por estos fenómenos suelen ser grupos históricamente vulnerados, como las mujeres y la comunidad LGBTQ+. Un estudio de IDEA Internacional señala que las mujeres que participan en la política en América Latina enfrentan una violencia digital cada vez más frecuente e intensa. Estos ataques se fundamentan en estereotipos de género y se alimentan de narrativas falsas, difundidas principalmente en redes sociales (Verdad con Tinta, El HuffPost, El País).
Esta desinformación tiene consecuencias emocionales y políticas, ya que desalienta la participación de mujeres en la esfera pública. En el caso del Perú, donde recientemente se han implementado leyes para promover la paridad y la alternancia en cargos políticos, este tipo de violencia digital representa un retroceso.
El mismo riesgo lo enfrentan las periodistas, especialmente aquellas que realizan investigaciones incómodas que afectan a varones con poder social o económico. Tuve la oportunidad de escuchar diversos casos sobre campañas de desprestigio basadas en desinformación contra periodistas de distintas regiones, durante el último Encuentro Nacional de Mujeres Periodistas.
Varios de estos ataques, sustentados en desinformación, provenían de autoridades locales, quienes muchas veces estaban confabuladas con colegas varones. Estos contenidos se difundían principalmente a través de plataformas como Facebook.
El avance tecnológico también ha dado lugar al uso de «deepfakes» y contenido manipulado para desprestigiar a mujeres en la vida política o pública. Esta forma de violencia de género digital se basa en desinformación y busca dañar la reputación y credibilidad de las víctimas (El HuffPost).
Impacto sobre la comunidad LGBTQ+
La comunidad LGBTQ+ también es blanco de desinformación. Según ILGA (2023), en su informe «Gender Disinformation in the Context of LGBTI Communities», estas narrativas suelen asociarse a teorías conspirativas que vinculan a estas personas con agendas impuestas por gobiernos o entidades internacionales. De acuerdo con un informe del Servicio Europeo de Acción Exterior (EEAS), el 80% de los casos de desinformación sobre la comunidad LGBTQ+ en Europa del Este entre junio de 2022 y julio de 2023 utilizaron este tipo de narrativas, siendo la mitad atribuidas directamente a Rusia.
Aunque el estudio se enfoca en Europa, sus conclusiones son extrapolables a otras regiones. En América Latina, la desinformación también alimenta discursos de odio, fomenta agresiones físicas y condiciona la formulación de políticas públicas basadas en prejuicios. Un ejemplo alarmante es el Decreto Legislativo emitido por el Ministerio de Salud del Perú en 2024, que clasificó a las personas trans como portadoras de un trastorno mental. En este caso, la desinformación no solo circula en redes, sino que proviene de una entidad estatal, lo que la hace aún más peligrosa. Bajo esa excusa, profesionales de la salud mental —o cualquier persona transfóbica— pueden tratar y tildar a las personas trans y no binaries de «enfermas», amparándose en el capacitismo para desacreditarlas y excluirlas.
Salud pública y desinformación
La desinformación también tiene un fuerte impacto en la salud pública para mujeres y maricas. En el caso de las personas con capacidad de gestar, el Estado no ha desarrollado estrategias efectivas de educación sexual integral ni mecanismos adecuados para informar sobre derechos sexuales y reproductivos. Esta carencia A veces es suplida por la información que se encuentra en internetha. Es así que muchas personas o capacidades de estar pueden Ingresar a espacios no oficiales y toparse con desinformación sobre métodos anticonceptivos sobre enfermedades de transmisión sexual así como con información sobre la interrupción del embarazo. De modo que estas Esto me esto puede desencadenar incluso no solo en embarazos adolescentes en abusos silenciados en la proliferación de enfermedades de transmisión sexual sino también en la muerte de personas con capacidad de gestar pues no solo la desinformación sobre abortos seguros existe sino que también se prolifera desinformación sobre el aborto terapéutico en Perú que es legal hace 102 añosLa desinformación también tiene un fuerte impacto en la salud pública, especialmente para mujeres y maricas. En el caso de las personas con capacidad de gestar, el Estado no ha desarrollado estrategias efectivas de educación sexual integral ni mecanismos adecuados para informar sobre sus derechos sexuales y reproductivos. Esta carencia, en ocasiones, es suplida por la información que circula en internet.
Sin embargo, muchas maricas, adolescentes y mujeres, acceden a espacios no oficiales donde pueden encontrarse con desinformación sobre métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual y la interrupción del embarazo. Esto puede desencadenar múltiples consecuencias, que van desde embarazos adolescentes y abusos sexuales silenciados hasta el aumento en la proliferación de enfermedades de transmisión sexual. En los casos más graves, puede derivar en la muerte de personas con capacidad de gestar, ya que no solo existe desinformación sobre abortos seguros, sino también sobre el aborto terapéutico, que es legal en Perú desde hace más de 102 años.
Asimismo, la desinformación sobre el VIH o las enfermedades de transmisión sexual puede generar estigmatización, desinformar sobre prevención y, en los peores casos, provocar la muerte por falta de información adecuada.
Nuevas narrativas en redes sociales
Un fenómeno reciente, aunque no estrictamente clasificado como desinformación, es la proliferación de narrativas que romantizan estilos de vida retrógrados o profundamente conservadores. Ejemplo de ello son los discursos sobre «tradwives» o «hombres/mujeres de alto valor» en plataformas como TikTok. Aunque promovidos por juventudes, estos discursos refuerzan estereotipos de género y pueden considerarse una forma de reacción frente a los avances del feminismo y los derechos LGBTQ+.
Plataformas digitales y responsabilidad
La desinformación también se manifiesta a través de noticias falsas, campañas de difamación y contenido manipulado, que silencian a mujeres y personas LGBTQ+ con roles representativos. En diciembre de 2024, Mark Zuckerberg anunció la eliminación de la verificación de hechos (fact-checking) en Estados Unidos, sustituyéndola por notas comunitarias. Aunque esta medida no se aplica a América Latina, representa un riesgo latente para regiones como Perú, donde existe una brecha significativa en alfabetización digital, a pesar de la Política Nacional de Transformación Digital.
En un contexto preelectoral, la falta de mecanismos de verificación en plataformas como Facebook o Instagram —las más utilizadas en el país— podría intensificar la desinformación y poner en riesgo la participación política de mujeres y personas LGBTQ+, a pesar de los avances legislativos, así como el ejercicio de la democracia.
Un llamado a la acción
La desinformación es una herramienta poderosa para perpetuar sistemas de opresión contra mujeres y maricas. Su impacto sobre nosotres es inmediato y profundo, afectando desde el ámbito personal, la salud pública y el político, hasta la propia exclusión de nuestras existencias en internet. La desinformación actúa como un obstáculo para el ejercicio pleno de nuestros derechos. Es fundamental reconocer el rol de las plataformas digitales, los gobiernos y la sociedad civil en mitigar sus efectos y garantizar una participación informada y equitativa.
Es urgente que más mujeres y maricas participemos activamente en el desarrollo de tecnologías, plataformas y modelos de gobernanza en internet que apunten a reducir la desinformación y sus consecuencias en nuestras vidas, así como en las vidas de las niñas y adolescencias que ya habitan este entorno digital. La desinformación la combatimos todas y todes.
Referencias
– El HuffPost. (2024). Deepfakes y violencia política de género.
– El País. (2024). La violencia digital en América Latina.
– Decreto Legislativo Transfóbico – El País (2024)
– IDEA Internacional. (2024). Estudio sobre violencia digital y mujeres políticas.
– ILGA. (2023). Gender Disinformation in the Context of LGBTI Communities.
– Servicio Europeo de Acción Exterior (EEAS). (2023). Informe sobre desinformación contra personas LGBTQ+ en Europa del Este.
– Verdad con Tinta. (2024). Participación política y violencia digital en Perú.
– Violencia digital hacia periodistas – Latam Journalism Review
– Encuentro Nacional de Mujeres Periodistas – Hiperderecho 2025